viernes, 4 de diciembre de 2015

Relatos breves nº22: Frutopía

Al levantarse se encontró una chica en su cama. No se acordaba de su nombre pero si mal recordaba le había dicho que trabajaba en una frutería.

rita suave como un kiwi recién cogido. Tus manos son fuertes como una sandía, pero tiernas y cálidas como el sabor de la piña. Tu voz es melosa como la fresa en primavera, y nunca llegas a ser agria como un limón.
Cuando te sonrío te pones roja como una manzana y eso que no estamos en tiempos de naranja.
Tu cuerpo es más sabroso que un albaricoque en pleno verano, tu deseo es más jugoso que una granada exprimida, y tu sexo apetece más que cualquier higo.
Permíteme visualizar tus brevas, poder tocar tus melones y acariciar la uva. Haré contigo un pastel y no de arándanos. Después cataremos unas frambuesas deliciosas mientras vemos la luna que se ha colgado del sol de membrillo.
Eres mi lima, mi níspero nocturno, mi melodía. Cuando quieras te vuelvo a dar de mi pomelo, porque te aseguro endrina mía que a mí no se me va el coco.

-Verás…es que yo trabajo en una pescadería.

-Pues ¡qué putada!, a mí no me gusta el pescado.

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